El agua del grifo puede ser potable, pero no saludable

El agua del grifo puede ser potable, pero no saludable

Una charla de Juan Carlos Novo y Estrella Burruezo, publicado en el canal de La ResilCiencia Show & Podcast. Este video profundiza en la calidad del agua que consumimos diariamente y su impacto en nuestra salud digestiva y emocional.

Gracias, ResilCiencia: reflexiones sobre el agua que bebemos

Queremos comenzar este post agradeciendo de corazón al pódcast de La ResilCiencia por su invitación a participar en una conversación tan enriquecedora. Es un verdadero honor formar parte de un espacio tan bello, comprometido y profundamente necesario en estos tiempos donde la conciencia y la información rigurosa son más valiosas que nunca.


En el episodio titulado “El agua del grifo puede ser potable, pero no saludable”, tuvimos la oportunidad de hablar sobre un tema que a menudo damos por sentado: la calidad del agua que consumimos a diario.

¿Potable o saludable?

Durante la entrevista exploramos una idea clave: que el agua del grifo, aunque legalmente potable, no siempre es sinónimo de agua saludable. Potable significa que cumple con los mínimos requisitos sanitarios, pero ¿qué pasa con los efectos acumulativos del cloro, los metales pesados o los microcontaminantes emergentes que puede contener?

La salud no es sólo ausencia de enfermedad, sino un estado integral de equilibrio. Y el agua, elemento esencial en nuestro cuerpo, debería ser una aliada activa en ese equilibrio, no solo un líquido "seguro".

El agua y nuestra salud emocional

Uno de los aspectos más interesantes de la conversación fue la relación entre el agua y nuestra salud emocional. Puede sonar sorprendente, pero hay una conexión directa entre la calidad del agua que bebemos, la salud de nuestro sistema digestivo y, por ende, nuestro estado de ánimo. El intestino, muchas veces llamado nuestro "segundo cerebro", depende de una buena hidratación y de una microbiota equilibrada, algo que el agua puede favorecer... o dificultar.

¿Qué podemos hacer?

No se trata de alarmar, sino de despertar conciencia. Existen alternativas al alcance de muchas personas, desde sistemas de filtración más efectivos hasta decisiones informadas sobre el agua que llevamos a nuestras mesas. La idea no es vivir con miedo, sino con criterio.

Conclusión de este episodio

En este episodio, hemos explorado una verdad que muchas veces pasamos por alto: el agua que sale del grifo puede cumplir con los estándares legales de potabilidad, pero eso no significa que sea la mejor opción para nuestra salud. La presencia de contaminantes como el cloro, metales pesados o residuos farmacéuticos plantea interrogantes sobre los efectos acumulativos en nuestro organismo, especialmente en la microbiota intestinal, clave para nuestro bienestar físico y emocional.

Con esta conversación queremos invitarte a mirar más allá de lo que parece “suficiente” y preguntarte: ¿estoy realmente nutriendo mi cuerpo con el agua que consumo cada día? La información, la conciencia y la acción son herramientas poderosas para tomar decisiones más saludables y sostenibles. Porque cuidar del agua que bebemos es, en el fondo, cuidar de nosotros mismos.

Estamos agradecidos

Una vez más, gracias a La ResilCiencia por abrir este espacio de diálogo. Ojalá que cada vez más personas se pregunten, se informen y tomen decisiones que las acerquen a una vida más consciente y saludable.

Puedes ver el episodio completo aquí: El agua del grifo puede ser POTABLE, pero NO SALUDABLE.

(*) ADVERTENCIA:

Basados en la información científica disponible. Las menciones no han sido evaluadas por EFSA. Con nuestra agua no se tiene la intención de diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad.

Alkanatur aconseja llevar una dieta equilibrada y variada.

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