Para demostrar esto, los investigadores utilizaron animales con mutaciones en genes que ayudaron a regular el pH de sus tractos digestivos. Y los resultados mostraron que cuando los animales tenían un sistema digestivo más ácido eran más propensos a verse afectados por bacterias patógenas.
Ackley comenta que "Nuestros equipos de laboratorio pudieron demostrar que el efecto en estas criaturas se debía específicamente al pH, al agregar una base para amortiguar el tracto digestivo. Utilizamos bicarbonato, el mismo agente que nuestro cuerpo usa para neutralizar el contenido del estómago cuando pasa a nuestros intestinos". La neutralización del pH en los animales mutantes revirtió la infección acelerada por las bacterias patógenas".
El trabajo realizado en los C. elegans puede mostrar una forma en el que el cuerpo puede tener estas defensas listas para funcionar en cualquier momento, es decir, mantener el ambiente químico en un estado moderadamente ácido y en caso de infección simplemente neutralizar el ambiente para desplegar las defensas.
Los investigadores de la Universidad de Kansas creen que puede haber razones para creer que estos sistemas podrían funcionar de forma similar en los seres humanos, ya que los genes que estudiaron en estas criaturas, también existen en las personas y controlan partes del sistema inmune.
Además, la investigación en otros laboratorios ha mostrado que los humanos con problemas para regular el pH están asociados con un mayor riesgo de infección, por lo que los investigadores seguirán buscando respuestas para comprender el mecanismo más en detalle.