Nos encontramos en tiempos impredecibles. La expansión del Coronavirus, Covid-19, declarado oficialmente por la OMS como pandemia está generando una situación de emergencia sanitaria excepcional en todo el mundo. Esta realidad nos hace tomar medidas de prevención para detener la expansión de este virus, y nos hace destacar la importancia de fortalecer el sistema inmune para reducir el riesgo de contagio o ayudar a disminuir los efectos adversos en aquellas personas que ya lo han contraído.

En el artículo de la doctora Sari Arponen, títulado «Covid-19: nutrición y microbiota», la experta en enfermedades infecciosas y colaboradora de Nutribiótica, nos explica que existen «medidas nutricionales que posiblemente sean útiles para las personas que quieran prevenir esta infección u otras causadas por diversos virus respiratorios», y nos dice que estas medidas también son aplicables a nivel clínico de manera complementaria a los fármacos que ya se están utilizando para tratar a los afectados por el coronavirus.

También nos habla de que «La evidencia científica nos dice que optimizar el estado nutricional de los pacientes o de la población en general ayuda a fortalecer el sistema inmune» y el papel de las vitaminas A, E, C, las del grupo B o la vitamina D para lograr este objetivo.

La microbiota

En un artículo del Journal of Digestive Diseases del 25 de febrero, se hace referencia a la relación entre el Coronavirus y el tracto intestinal y que síntomas atípicos gastrointestinales como son la diarrea, las náuseas o los vómitos son más frecuentes en las fases iniciales de la infección y como el pasarlo por alto puede dificultar el control de la epidemia.

Para entrar su material genético en una célula humana, el virus se une a la proteína llamada ACE2, la cual tiene un papel fundamental en la producción de angiotensina, una molécula para controlar la presión sanguínea. La falta de esta proteína provocaría enfermedades cardiovasculares por lo que de esta forma el virus se asegura de que esta puerta siempre va a estar ahí.

Proteger el sistema digestivo

El estrés, el uso de antibióticos y la falta de una buena alimentación variada pueden alterar el equilibrio del ecosistema intestinal y por consiguiente debilitar nuestras defensas.

«Una gran proporción de su sistema inmune está realmente en su tracto gastrointestinal», explica Dan Peterson, profesor asistente de Patología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

En el artículo de Alimente, el doctor Domingo Carrera, médico experto en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), relata: «La microbiota tiene mucha relación con el sistema inmune ya que se encarga de que este funcione correctamente y potencia la actuación antiinflamatoria y defensiva del mismo. Si se altera nuestra microbiota, nuestro sistema inmune funcionará menos y estaremos más desprotegidos frente a patógenos externos y amenazas a nuestra salud».

¿Cómo cuidar la flora intestinal ante el Coronavirus?

Gracias a estudios científicos previos, se ha podido comprobar que la modulación de la microbiota puede reducir la enteritis y la neumonía asociada a la ventilación mecánica, además de revertir efectos adversos que puedan provocar los antibióticos.

Aún no se ha podido acumular experiencia clínica suficiente para demostrar el papel terapéutico de la modulación de la microbióta específicamente para el COVID-19, pero habla de que los autores del trabajo del Journal of Digestive Diseases consideran que debería utilizarse como una opción más de tratamiento.

La Guía de tratamiento de pacientes graves con COVID-19 de la Comisión Nacional de Salud de China, recomienda utilizar probióticos para mantener el equilibrio de la microbiota intestinal y prevenir infecciones bacterianas secundarias.

¿Qué beneficios tienen los probióticos?

Los probióticos pueden modular la microbiota intestinal para mejorar los síntomas gastrointestinales, evitar complicaciones digestivas en los pacientes y mejorar la función protectora del propio aparato respiratorio.

La doctora Sari Arponen nos menciona que «En una infección respiratoria viral, es interesante recurrir a cepas específicas de probióticos que pueden ser útiles para mejorar el funcionamiento del sistema inmunitario de forma general, como ciertas cepas de L.casei.»

Las mejores fuentes de probióticos naturales son los alimentos fermentados como chucrut, tempeh fermentado (tipo de soja), miso, kéfir y yogur. Otros buenos alimentos saludables para el intestino, especialmente para promover un revestimiento intestinal saludable, incluyen calabaza, batatas, nueces, caldo de pollo (el colágeno promueve un revestimiento intestinal sano y fuerte).

Como aclara el doctor Carrera en el artículo de Alimente, «la recomendación frente al patógeno Covid-19 es consumir a diario alimentos con efecto probiótico y prebiótico. No debemos abusar de grasas saturadas como las de la carne roja, embutidos, casquería y la comida rápida; ni de alimentos ricos en azúcar como bollería industrial, pasteles y repostería. Tampoco debemos abusar de consumo de harinas blancas como el pan o pasta ni refrescos azucarados o alcohol. Si tenemos un problema de salud digestiva, podríamos reforzar nuestra microbiota con toma de cápsulas de probióticos durante 15 días, no más tiempo, salvo en diarreas crónicas y continuas, en que se prolongará más su uso».

La importancia de la vitamina D y C

La vitamina D es un nutriente liposoluble esencial para la salud y el funcionamiento del sistema inmune. Esta vitamina mejora los efectos de lucha contra los patógenos de los glóbulos blancos, y con niveles recomendados o incluso altos de vitamina D, puede tener efecto inmunomodulador y mejorar la respuesta del sistema inmune frente a virus y bacterias.

En España, la deficiencia de la vitamina D es generalizada, por lo que puede afectar negativamente las funciones del sistema inmunológico. Algunos estudios muestran que aumentando los niveles de vitamina D podemos protegernos contra infecciones del sistema respiratorio.

Investigadores de la Universidad de Turín, una de las ciudades más afectadas por el coronavirus, destacan las propiedades de la vitamina D para protegernos de las inflamaciones y reducir los factores de riesgo. «La compensación por esta deficiencia generalizada de vitamina puede contrarrestarse en primer lugar, exponiéndose a la luz solar tanto como sea posible, incluso en balcones y terrazas, ingieriendo alimentos ricos en vitamina D y, bajo supervisión médica, tomando preparaciones farmacéuticas específicas», explican los investigadores.

En este vídeo del farmacéutico Carlos López Díaz de Radanos explica la causa de la carencia de la vitamina D y como está relacionada a la acidez del organismo.

Vitamina C

La vitamina C es uno de los suplementos tomados más populares para protegernos ante infecciones. Funciona como un poderoso antioxidante, protegiéndonos contra el daño inducido por el estrés oxidativo.

En este último tiempo ha sido recomendado por múltiples científicos chinos su uso por intravenosa a dosis moderada y alta en los pacientes con coronavirus, y como prevención de lesiones pulmonares inflamatorias.



Dieta alcalina y antioxidantes

Otra clave para fortalecer el sistema inmune es seguir una dieta alcalinizante, destacando alimentos alcalinos sobre los acidificantes, disminuyendo el nivel ácido en tu cuerpo y aumentando su alcalinidad.

El objetivo de esta dieta es equilibrar los niveles de pH del cuerpo, es decir la concentración de iones de hidrógeno presentes en una solución acuosa.  Los niveles se expresan en una escala del 1 al 14. Los niveles más altos son alcalinos, también conocidos como base, y los más bajos, ácidos. El pH 7 se considera neutral y es el adecuado para nuestra salud.

Investigaciones demuestran que el consumo de alimentos naturalmente alcalinos equilibran el pH del cuerpo. Estos alimentos que incluyen vegetales, especialmente los verdes, vegetales fermentados, frutas y agua alcalina con un pH 9. Al equilibrar el pH, nuestro cuerpo tiene mayor posibilidad de tener un mejor acceso a los nutrientes que estimulan el sistema inmunológico.

Para reducir la carga de ácido, hay que disminuir o evitar el consumo de alimentos con exceso de azúcar, panes, pastas, granos vegetales con almidón, muchas carnes y alcohol. El exceso de ácido debilita al sistema inmune y permite la entrada de agentes patógenos a nuestro cuerpo.

Tal como hablamos anteriormente, la mayoría de nuestra microbiota se encuentra en nuestro intestino grueso (colon) cuyo pH es 8, altamente alcalino, por lo cual, como consecuencia del estilo de vida occidental, la mayoría de las personas tienen dicho órgano muy ácido y lleno de radicales libres, lo que conlleva a que su microbiota esté desprotegida y su sistema inmunológico muy débil. 

En resumen

Desde Alkanatur, preocupados por la situación actual, queremos contribuir a mejorar dicho problema. Hemos llegado a un acuerdo con uno de los fabricantes de probióticos con más base científica del mercado, para crear AlkaproDesde nuestro punto de vista y de muchos profesionales de la salud, no llega solo con repoblar nuestra flora intestinal, tenemos que mejorar el terreno donde vive dicha flora, restableciendo el pH del órgano donde vive y eliminando los radicales libres que tanto daño le hacen. Por tanto, conseguimos que con el agua filtrada de la jarra Alkanatur (pH 9 y gran capacidad antioxidante) en combinación con el Alkapro, equilibrar dichos problemas, tal y como se demuestra en numerosos estudios científicos llevados a cabo en varias de las mejores universidades del país.

Para darle aún mayor evidencia científica a dicha problemática hemos firmado un acuerdo con una de las instituciones más importantes a nivel mundial por número de científicos y estudios realizados (CSIC - Centro Superior de Investigaciones Científicas del Gobierno de España y la UAM - Universidad Autónoma de Madrid) para estudiar cómo la combinación del probiótico AlkaPro disuelto en el agua alcalina antioxidante Alkanatur mejora nuestra microbiota y sistema inmune.

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(*) ADVERTENCIA: Basados en la información científica disponible. Las menciones no han sido evaluadas por EFSA. Con nuestra agua no se tiene la intención de diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad.