Cuando hablamos de la dureza del agua, hacemos referencia a la densidad de minerales, como calcio y magnesio que hay en determinada cantidad de agua y está relacionada con la naturaleza geológica del suelo.
Es importante saber que el agua del grifo, antes de llegar a nuestros hogares, pasa por diferentes formaciones geológicas que van a determinar la concentración de sales de calcio y magnesio en el agua. Cuanto más depósitos de piedra caliza tenga el agua, mayor será su dureza. En cambio, si posee silicatos, como el granito, la presencia de calcio y magnesio será mucho menor. La dureza tiene que ver también con el sabor del agua, ya que si tiene mayor concentración de minerales, su sabor será algo más fuerte.
Demostrando así que la definición de agua que se nos enseñó en la escuela "El agua es un líquido incoloro, inodoro e insípido" se encuentra muy alejada de la realidad. El summelier de aguas Faustino Muñóz Soria, en una nota Alimente afirma que: "El origen del agua marca tanto su personalidad como lo que sucede con el vino. Cada una coge en su viaje una serie de minerales que la hacen única".
La función de las sales minerales es esencial para gozar de una óptima salud y son las encargadas de la formación de los tejidos del cuerpo humano, además de ser las controladoras de las funciones orgánicas.