La mayoría de jarras convencionales del mercado contienen en el interior de sus filtros resina de intercambio iónico, unas esferas de gel sintéticas, derivadas del petróleo (benceno y estireno) que intercambian los iones particulares por otros iones y así reducen la dureza del agua.
Estas marcas, muchas de ellas multinacionales, defienden el uso de este tipo de elementos químicos en sus filtros alegando que no migran su toxicidad al agua, pero nosotros lo ponemos en duda. De la misma manera que sí migran los microplásticos de los envases del agua embotellada.
En el Estudio ANIBES, coordinado por Gregorio Varela-Moreiras, presidente de la Fundación Española de la Nutrición (FEN) se determinó que un porcentaje importante de la población española, en torno al 80%, no alcanza las recomendaciones de ingesta de calcio, magnesio y vitamina D. (Leer nota de prensa del estudio aquí)
El agua en su estado más puro y natural contiene minerales. Estos minerales son nutrientes necesarios que ayudan a nuestro organismo a realizar sus funciones, incluyendo el mantenimiento y el correcto funcionamiento de los huesos, el corazón y el cerebro, ¿por qué eliminarlos del agua mediante un proceso químico?